Encuentra tu propósito de vida a través del Ikigai

Hola a todos y bienvenidos a una nueva entrada del blog. Hoy vamos a hablar de cómo encontrar nuestro propósito de vida, algo de lo que se ha hablado mucho, pero que en ocasiones no tenemos claro qué significa exactamente. En el artículo de hoy hablaremos sobre qué es el propósito, de qué manera es posible hallarlo y conoceremos algunas herramientas que nos ayudarán en esta travesía para alcanzarlo. ¿Te quedas a averiguarlo?


¿Qué es el propósito de vida?

Pero vamos a empezar por el principio, ¿qué es el propósito, o también conocido como propósito de vida?

Para mí, el propósito es aquello que da sentido a tu vida, es vivir la vida como tú quieres vivirla, vivir una vida alineada con lo que eres, con lo que sientes, vivir una vida que merezca la pena ser vivida. Además, el propósito para mi no es algo que puedas alcanzar y que entonces “ya has conseguido”, eso sería un objetivo, que es un lugar concreto al que llegar. Para mí el propósito es una dirección, la dirección hacia la que quieres llevar tu vida.


¿Cuál es la puerta de entrada a nuestro propósito?

Una definición de propósito que me gusta mucho es la que hace Alberto Apolo, “Tu propósito de vida eres tú”. O como yo lo entiendo, vivir tu propósito de vida es vivir alineado con tu brújula, con aquello que tú eres, con tus valores, con tus sueños. Tu propósito de vida es ser tú. O como diría Charo Vargas (Charuca), “Vivir una vida acorde a tus términos”.

Por tanto, la puerta de entrada al propósito se encuentra en el autoconocimiento, en conocernos bien a nosotros mismos para saber qué es lo que más anhelamos. Sabiendo esto, queda claro que nadie nos puede enseñar cuál es nuestro propósito, sino que es algo que sólo podemos determinar nosotros mismos, es una respuesta que sólo puede llegar de dentro de nosotros a través de un trabajo de introspección.

Hacernos preguntas como ¿Qué me gusta?, ¿con qué disfruto?, ¿qué hace que el tiempo se pase volando?, ¿qué se me da bien hacer? nos ayudan a conocernos más. Y si vamos un paso más allá, podemos preguntarnos por nuestras fortalezas y talentos y qué es lo que podemos aportar al mundo a través suyo: ¿Qué se me da bien hacer, disfruto haciendo y puedo poner al servicio de los demás?


¿Debe ser mi propósito algo que cambiará el mundo?

En ocasiones, cuando hablamos de propósito, muchas personas lo relacionan con realizar “la gran hazaña”, dejar un legado que marque un cambio en el mundo. Pero no, el propósito no tiene porqué ser nada grandilocuente, sino que debe ser algo que sea importante para nosotros, que de sentido a nuestras vidas, que nos haga sentir vivos, y que para cada uno puede significar una cosa diferente: Criar a nuestros hijos con amor, tener un trabajo que nos haga felices, pasar nuestros días en calma arando el campo, etc… Algo que para cada uno de nosotros implique vivir una vida que valga la pena, pues como dice Alex Rovira, “entendemos con esto que habrá una pena en la vida” (nuestro camino tendrá luces y sombras, montañas y valles, etc…), “pero será una pena que tendrá un sentido”, ya que pese a que no todo sea maravilloso en la vida, nuestro propósito nos dará la fuerza necesaria para superar las crisis y dificultades que estén por venir, pues es lo que dará sentido a nuestras vidas.

Y habitualmente, cuando conectamos con aquello que es importante para nosotros, con aquello que nos inspira, que nos da vida, acaba siendo algo que a su vez hace bien a otras personas. Algo que como digo, no es necesario que cambie el mundo, pero puede que sea algo que mejore la vida de tu círculo más cercano (tu familia, amigos, trabajo…). Por lo que sí, así también ese propósito estará provocando un impacto en el mundo.


Ikigai – Encuentra tu propósito de vida

Existen muchas maneras de encontrar nuestro propósito aunque, como algunos autores dicen, en realidad no se encuentra, sino que se descubre, pues tu propósito ya está en ti. Una de mis maneras favoritas de reflexionar acerca del propósito es a través de preguntas y ejercicios de introspección.

En este artículo te hablaré de la que considero la herramienta más potente para reflexionar acerca de nuestro propósito de vida: el Ikigai.

El concepto “Ikigai” nace de Japón, y es la combinación de las palabras “Iki”, que se traduce como vida, y “Gai”, que se podría traducir como valor o valía. Con esto, podríamos decir que Ikigai significa, literalmente, “razón de vivir” o “razón de ser” o, como nos dicen Héctor García y Francesc Miralles en su libro del mismo nombre, “aquello que hace que merezca la pena vivir, aquello que consigue que nuestra vida tenga un sentido”. Ikigai es el equilibrio perfecto entre pasión, misión, vocación y profesión.

Según la cultura japonesa, todos tenemos un Ikigai, un propósito en la vida que nos aporta felicidad, se nos da bien y al mismo tiempo contribuye a la sociedad. Además, son numerosos los estudios que demuestran que encontrar el Ikigai o propósito de vida está asociado con una mejora de la salud física y mental, una reducción de ciertas enfermedades tanto físicas como mentales, así como con una mayor esperanza de vida. Precisamente, el término Ikigai se popularizó en todo el mundo a raíz de estudiarse una de las zonas azules o lugares que albergan a las personas más longevas del planeta, Ogimi, una aldea de Okinawa, los habitantes de la cual cuentan que uno de los secretos de su larga longevidad es que sus habitantes viven alineados con su Ikigai (podéis encontrar más información en el libro “Ikigai” de Héctor García y Francesc Miralles).


El Ikigai es la intersección entre lo que amas, en lo que eres bueno, lo que el mundo necesita y por lo que te pueden pagar. Se representa gráficamente a través de 4 círculos, uno para cada una de los puntos mencionados, que interseccionan entre ellos. El punto común en el que interseccionan los 4 círculos daría lugar al Ikigai o Propósito de vida.

Ilustración de la flor de Sakura por @ruth2m

Características de la intersección entre algunos de los puntos:

  • Lo que amas + En lo que eres bueno + Lo que el mundo necesita – Sensación de placer y plenitud pero sin obtener una compensación económica (no te pagan por ello).
  • En lo que eres bueno + Lo que amas + Por lo que te pueden pagar – Obtención de satisfacción, pero con sensación de no ser de utilidad (el mundo no lo necesita).
  • En lo que eres bueno + Por lo que te pueden pagar + Lo que el mundo necesita – Sensación de confortabilidad, pero acompañada de una sensación de vacío (no lo amas).
  • Lo que amas + Lo que el mundo necesita + Por lo que te pueden pagar – Sentimiento de entusiasmo y satisfacción, pero también incertidumbre (no eres bueno en ello).


Ikigai y trabajo


Numerosos autores destacan que los 3 puntos más importantes del Ikigai son: Lo que amas, en lo que eres bueno y lo que el mundo necesita. Cumpliendo sólo estos 3 puntos podríamos estar alineados con algo que es importante para nosotros y genera satisfacción en nuestras vidas, pero sin percibir una compensación económica por ello. Esto podría aplicarse cuando pensamos en el Ikigai como un hobby, cuando realizamos algo que es muy importante para nosotros en nuestro tiempo libre, pero no lo ligamos al trabajo.

Sin embargo, para poder alcanzar una mayor satisfacción en la vida, lo ideal es poder alinear estos 4 elementos, para que así no sólo hagamos aquello que es importante para nosotros en nuestro tiempo libre, sino que podamos relacionarlo también con nuestro trabajo. Dedicamos un tercio de nuestra vida a trabajar, con lo que, si está en nuestra mano escogerlo, ¿no sería maravilloso llenar ese tercio con un trabajo que nos haga realmente felices, un trabajo que esté alineado con nuestro propósito de vida?, y no, esto no implica necesariamente ser autónomo o montar tu propia empresa, sino más bien trabajar en un trabajo que esté alineado con tus valores y con tu brújula interior.



¿El Ikigai o el propósito es algo único y para toda la vida, o cambia con el tiempo?

Como ya hemos comentado antes, el propósito no tiene porqué ser algo gigante que cambie el mundo, sino algo que, aunque sea pequeño, mejore significativamente nuestra vida o la de nuestro círculo más cercano y que sea importante para nosotros. Por tanto, el Ikigai no es algo inamovible, y aunque no lo hace a menudo, puede variar a lo largo de nuestra vida, especialmente cuando estamos en distintos momentos vitales o vivimos situaciones que pueden cambiar nuestra vida o nuestro sistema de valores (puede variar de la adolescencia a la edad adulta o la madurez, cuando tenemos hijos, cuando sufrimos un grave accidente o enfermedad, cuando vivimos una fuerte crisis existencial, etc…). Por esta razón, es recomendable realizar este ejercicio de introspección cada cierto tiempo, para poder determinar si nuestra vida va en la dirección que nos gustaría seguir o nuestras prioridades han cambiado.


Otros elementos que nos ayudan a encontrar nuestro propósito

Y por último, no quería cerrar la publicación sin mencionar otros elementos que varios autores destacan como puntos de reflexión que, indagando en ellos, nos ayudan a encontrar nuestro propósito. Aquí os dejo una selección propuesta por autores como Ken Robinson, Francesc Miralles, Álex Rovira, Bisila Bokoko, Tony Estruch, Ferran Cases o Ami Bondia.

  • Talento – Centrarnos en aquello que se nos da bien nos ayuda a descubrir nuestro propósito. Encontrar nuestro Elemento, aquello que amamos y se nos da bien hacer o cuál es nuestro talento innato, nos puede dar una pista de qué es aquello que da sentido a nuestra vida. Para conocerlo, podemos preguntar a personas cercanas cuáles creen que son aquellas cosas que se nos dan bien, nuestras fortalezas, o bien hacer un trabajo de introspección analizando aquello que se nos da mejor hacer.
  • Revisar la infancia – Cuando somos niños vivimos en el momento presente, disfrutamos de la vida y estamos más conectados con nuestra esencia. Reflexionar sobre aquellas cosas que más disfrutábamos y amábamos hacer de pequeños en ocasiones nos conecta con aquello que es especial para nosotros a día de hoy, algo que quizá aún hoy amamos y disfrutamos hacer, aunque en ocasiones podemos habernos olvidado de ello.
  • Flow / Flujo – Pensar sobre aquello que, cuando lo estamos haciendo, hace que el tiempo pase volando nos conecta con aquellas cosas que más disfrutamos, aquellas que nos hacen fluir y a través de las cuales nos sentimos en armonía con el tiempo y profundamente conectados con nuestro sentido de identidad. Suelen ser cosas que, aunque pasemos tiempo haciéndolas, no nos quitan energía, sino que nos la dan, y nos hacen estar totalmente conectados en el aquí y el ahora.
  • La herida – En ocasiones sufrimos acontecimientos dolorosos que marcan nuestras vidas y nos llenan de sufrimiento. Son muchas las personas que, tras superar este tipo de dolor, estas heridas, y alquimizarlas en aprendizaje y resiliencia, conectan con una fuerza interna que les llama a aliviar el dolor de otros a partir de su experiencia. “Lo mismo que te rompe el corazón es aquello que naciste para contribuir a remediar” – Indomable, Glennon Doyle.
  • Abriéndote a nuevas experiencias – No sabemos si algo que aún no hemos experimentado puede encerrar nuestra verdadera pasión, puede ser algo que aporte algo nuevo a nuestras vidas. Por tanto, probar nuevas cosas nos puede llevar a conectar con alguna pasión que todavía no conocemos, y puede ser un camino que nos lleve a nuestro propósito, por tanto, tampoco debemos olvidarnos de esta opción.


Ábrete a conocerte y descubre tu propósito

Con todo esto, creo que ha quedado claro que la única vía para encontrar tu propósito es mirar en tu interior. ¿Qué es aquello que es importante para ti, qué te apasiona, qué aporta felicidad a tu vida, qué puede ayudar a otros y puedes aportar gracias a tu talento?. Conocer la respuesta a estas preguntas nos puede llevar a conocer nuestro Ikigai, nuestro propósito en la vida, y como decíamos, es posible que cambie a lo largo de nuestras vidas.


Como ya comenté en mi artículo Cuáles son para mi los pilares del bienestar, para mi el propósito es un elemento clave en la vida, es algo que nos conecta con lo que es verdaderamente importante para nosotros, y no, no es necesario que cambie el mundo, solo que nos conecte con lo que somos verdaderamente, con lo que nos aporta felicidad y bienestar, con lo que nos haga ser, y eso sólo lo podemos encontrar a través del autoconocimiento y la introspección.

Y tú, ¿te animas a adentrarte en este camino para encontrar cuál es tu brújula?


Gracias por compartir tu tiempo conmigo, ¡un saludo y hasta el próximo artículo!


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