Hola a todos 🙂 Bienvenidos a un nuevo artículo del blog. Hace poco os hablé acerca de los beneficios del Mindfulness y la meditación para nuestro bienestar, y hoy quería retomar este tema para hablaros de más beneficios que nos proporciona el mindfulness, entre ellos su capacidad para mejorar nuestra Inteligencia emocional, para incrementar la conexión que tenemos con nuestro cuerpo y con nosotros mismos, con nuestra brújula. Pero vamos a ver cada uno de estos beneficios con detenimiento.
La Inteligencia emocional, una puerta de entrada a la meditación
Como sabéis, en este blog hemos hablado mucho acerca de la Inteligencia emocional y su importancia para mejorar nuestra capacidad de responder deliberadamente a aquello que nos sucede, en lugar de reaccionar automáticamente, dejándonos llevar por la parte más primitiva de nuestro cerebro, la que actúa sin reflexionar. Pues bien, la meditación tiene una estrecha relación con la Inteligencia emocional.
En mi caso, empecé a interesarme por la meditación tras leer el libro Inteligencia emocional de Daniel Goleman, quien ya nos explicaba que, a pesar de que podemos trabajar esta habilidad de muchas maneras, la manera más efectiva de alcanzar un alto nivel de Inteligencia emocional es a través de la meditación.
¿Porqué la meditación fortalece la Inteligencia emocional? Pues bien, para ser capaces de responder en lugar de reaccionar ante lo que nos sucede necesitamos una serie de cosas:
- Conocimiento – Conocer la Inteligencia emocional y cómo funciona nuestro cerebro
- Autoconciencia emocional – Ser capaces de darnos cuenta de cuando vamos a reaccionar automáticamente
- Autocontrol emocional – Ser capaces de controlar nuestras emociones e impulsos para responder en lugar de reaccionar
Como bien hemos comentado, la práctica formal de la meditación mindfulness de manera consistente cultiva la atención y produce una serie de cambios físicos en nuestro cerebro que fortalecen la autoconciencia y el autocontrol emocional. Y al practicarla con consistencia, diariamente, como si lleváramos a diario a nuestra mente al gimnasio, hace que estos cambios a nivel neuronal se fortalezcan más y más, incrementando nuestra capacidad de responder en lugar de reaccionar.
Por tanto, si bien es cierto que conocer la Inteligencia emocional es el primer paso para ser capaces de cambiar nuestras reacciones automáticas y marca mucho la diferencia a no conocerla, la práctica de la meditación nos permite llevar la Inteligencia emocional a otro nivel, realizando cambios físicos en nuestro cerebro que nos permitirán cultivar nuestra atención y nuestro nivel de conciencia, haciendo así que nuestro cuerpo tienda a tener cada vez una mayor facilidad para responder en lugar de reaccionar. Nos permite ser más conscientes de lo que sucede en ese lapso de tiempo entre el suceso y la respuesta, dotándonos de una mayor capacidad para decidir cómo queremos actuar.
Por tanto, podríamos decir que meditar es ir a favor de la Inteligencia emocional.
La meditación como medio para conectar mente y cuerpo
Pero esto no queda aquí, ya que como ya comentamos en el artículo de Cómo gestionar nuestras emociones gracias a la Inteligencia emocional, las emociones se generan en el cuerpo y aparecen allí antes de que nuestra mente sea consciente de ellas.
Por tanto, el hecho de reconocer el efecto que se produce en nuestro cuerpo ante una situación determinada (por ejemplo, sentir un nudo en la barriga cuando algo nos ha molestado), nos permitirá detectar con mayor facilidad una futura reacción antes de que suceda (evitando, por ejemplo, faltar al respeto a alguien y decidiendo explicarle en su lugar cómo nos ha hecho sentir lo que ha dicho o hecho). De esta manera, seremos más capaces de responder deliberadamente a la situación, escogiendo nuestra respuesta.
¿Y qué tiene que ver la meditación con la escucha del cuerpo? Pues mucho. La meditación mindfulness incrementa nuestra consciencia en todos los sentidos, nos entrena para ser capaces de reducir el ruido de la mente y prestar más atención a las señales internas, ya sean a nivel físico, en el cuerpo, como a nivel emocional. Asimismo, hacer uso de prácticas de meditación como el Escaneo corporal, que consiste en centrar la atención progresivamente en diferentes partes de nuestro cuerpo, incrementan muchísimo nuestra consciencia corporal, haciendo con su práctica que cada vez seamos más conscientes de las señales y mensajes que produce nuestro cuerpo ante determinados acontecimientos.
“La meditación consiste en la observación deliberada de nuestro cuerpo y de nuestra mente, dejando que las experiencias se desplieguen instante tras instante y aceptándolas tal y como son.”
Jon Kabat-Zinn
Seguro que muchos de vosotros habréis oído hablar del poder que tienen el mindfulness y la meditación de hacernos conectar con el momento presente, ser conscientes de lo que sucede en este mismo momento, para ser capaces de disfrutar de las pequeñas cosas. Pues bien, a través de la meditación podemos lograr no sólo eso, sino también la capacidad de ser más conscientes de aquello que sucede dentro de nosotros.
Solemos estar desconectados de nuestro cuerpo, de las señales y los mensajes que nos envía, sin ser conscientes de cómo le afectan las situaciones del día a día, e incluso de nuestras propias acciones y pensamientos. ¿Alguna vez has tenido dolor de cabeza o de cervicales cuando se presentaba una situación de estrés?, ¿o has notado que ante un periodo complicado empezabas a padecer insomnio?, ¿sientes que en épocas con mucha carga de trabajo o problemas personales tienes problemas estomacales?, ¿conoces a alguien que ha perdido pelo debido al estrés?, ¿o alguien que casi sin darse cuenta de repente cayó en un burn-out o una crisis de ansiedad?
Lo peor de estar desconectados de nuestro cuerpo es que en ocasiones los problemas físicos o mentales pueden aparecer de golpe, como si llegaran sin previo aviso, porque no nos habíamos dado cuenta de los pequeños mensajes que nos estaba enviando nuestro cuerpo (dolores de cabeza, tensión muscular, malestar estomacal, caída del pelo, etc…). Incluso, en ocasiones, si no hemos sufrido un problema grave de salud o no hemos pasado por alguna crisis importante, puede que ni siquiera estemos siendo conscientes de no estar escuchando los mensajes de nuestro cuerpo.
Los síntomas físicos que percibimos en nuestro cuerpo son mensajes que el cerebro envía al cuerpo y que nos permiten darnos cuenta de cómo nos está afectando una situación determinada. Aprender a escuchar a nuestro cuerpo, prestarle atención, es algo fundamental para mejorar nuestra calidad de vida, y la meditación mindfulness nos permite reforzar nuestra conexión mente-cuerpo para ser más conscientes de qué síntomas físicos estamos teniendo ante un acontecimiento determinado. Cuanta más atención prestemos a nuestro cuerpo, mayor capacidad tendremos para responder adecuadamente a sus necesidades, pudiendo tomar decisiones que, deliberadamente, nos ayuden a mejorar nuestra salud física y mental y que estén alineadas con lo que realmente queremos.
Meditación y autoconocimiento – Conectando con tu brújula
¿Y porqué digo que la meditación nos ayuda a tomar decisiones más alineadas con lo que queremos? Pues bien, otro de los beneficios de la meditación es que nos permite conocer mejor lo que queremos, lo que es bueno para nosotros, lo que nos proporciona bienestar.
Como ya hemos comentado, al entrenar nuestra capacidad de atención plena a través del mindfulness, se incrementa nuestro nivel de consciencia a todos los niveles, también a nivel interno. Tenemos una mayor consciencia de lo que sucede en nuestro interior, esto es, escuchamos mejor los mensajes de nuestro cuerpo y nuestras emociones.
Por tanto, podemos decir que meditar no es sólo escuchar al cuerpo, sino también a nosotros mismos, incrementar nuestros niveles de autoconocimiento. Y a medida que vayamos practicando la práctica formal de la meditación, seremos más capaces de percibir lo que está pasando, tanto fuera como dentro de nosotros.
Así, la habilidad de la atención plena, que reforzamos al meditar recurrentemente, nos permite no sólo escuchar más y poner más atención a nuestro cuerpo, sino también escuchar qué cosas nos dan energía o nos la quitan, qué cosas nos duelen, cuáles nos apasionan, cuáles son nuestros deseos y qué cosas nos hacen felices. En definitiva, la práctica de la meditación nos conecta con nuestra brújula interior.
Y podríamos hablar mucho más sobre esto, el arte de escuchar nuestro interior, la intuición, el marcador somático, uniendo lo que la psicología, las filosofías orientales y la ciencia nos dicen sobre ello, pero eso será en otro artículo.
En definitiva, como hemos visto, la práctica recurrente de la meditación nos aporta numerosos beneficios a todos los niveles, y no es hasta que la probamos que podemos darnos cuenta de todos los cambios que produce en nosotros. A medida que practicamos más y más, el impacto que tiene en nosotros se ve incrementado, y con los años podemos percibirlo todavía más.
Y todo comienza centrando nuestra atención en la respiración cada día durante sólo 5 minutos.
Y tú, ¿quieres probar los beneficios que te puede aportar prestar atención a lo que sucede? Desde aquí, te invito a iniciarte en el arte de la meditación. Y si te gusta lo que sientes al practicarla, no dudes en adentrarte en este camino que también te llevará a conectar con tu brújula interior.
Un saludo y nos leemos en el próximo artículo!