¿Qué es para ti la felicidad? Hace un tiempo hablamos de este tema en el blog y vimos diferentes definiciones de felicidad. La felicidad puede significar algo diferente para cada uno de nosotros, ninguno la ve de la misma manera, ni la alcanza actuando igual o consiguiendo las mismas cosas.
Hoy vengo a hablaros de cuál es mi visión cuando hablo de mi “brújula hacia la felicidad”, de mi concepto de felicidad. Pero primero, vamos a reflexionar un poco sobre ello.
Como sabéis, la felicidad es una emoción. Las emociones son algo que sentimos en nuestro cuerpo, nos llegan y nos hacen sentir cosas, incluso en ocasiones nos hacen reaccionar automáticamente. Hacen que nuestro estado de ánimo pueda variar. Llegan a nosotros de repente y se van rápido, para transformarse en sentimientos que permanecerán durante más tiempo con nosotros.
La emoción de la felicidad es agradable, nos hace sentirnos mejor, pero todos sabemos que vivir en un estado constante de “todo es maravilloso” no es posible, y además, tampoco es algo positivo. Las emociones están ahí para que las sintamos, vienen a decirnos algo, y está bien si en ocasiones no nos sentimos bien. Todo forma parte de la vida.
Entonces, ¿cómo podemos definir el sentirnos bien?
Hay personas que hablan de bienestar para referirse a un estado en el que nos sentimos satisfechos con nuestra vida, sentimos que nuestra vida tiene sentido y que a pesar de que en ocasiones nos pasen desgracias o cosas que no nos gusten, que nos duelan, existen otras cosas en nuestra vida por las que vale la pena seguir, que nos dan fuerza para seguir adelante, con resiliencia. Nos ayuda a centrarnos en aquellas cosas buenas que nos suceden.
Otros hablan de serenidad, como Patricia Ramírez en su nuevo libro “Vivir con serenidad”, refiriéndose a un estado de paz, de tranquilidad, que nos conecta con la vida y nos permite, a pesar de los reveses de la vida, sentir en algunos momentos nuestras emociones desagradables y volver a conectarnos con un estado de calma cuando todo ha pasado, aceptando las cosas como son, y recordándonos las cosas bonitas que tiene la vida para nosotros.
Bienestar, serenidad o felicidad, pero no refiriéndonos a ella como una emoción pasajera, sino como un estado. Así es como entiendo yo el concepto de felicidad que relato en el nombre de este blog.
La felicidad como un estado
En 2002 Martin Seligman lanza su libro “La auténtica felicidad”, en el que empieza a hablarnos de la Psicología positiva, en el hecho de ser optimistas y poner foco en lo positivo, el ser agradadecidos y fijarnos en las cosas positivas que nos trae la vida, en valorar las fortalezas que cada uno de nosotros tenemos, nuestros logros. Años más tarde, en 2011, en su libro “Florecer”, nos explica que deja de utilizar el término “felicidad” y pasa a utilizar el término “bienestar” para referirse a ese estado en el que nos sentimos bien con la vida que tenemos, para así evitar que la gente malinterprete el término “felicidad”, entendiéndola como una felicidad irreal, que siempre está ahí, como esas tazas que nos dicen “Todo es maravilloso”. Porque no, no todo lo es.
¿Pero significa para todos lo mismo felicidad y bienestar? Para responder esta pregunta, voy a compartir con vosotros un fragmento del libro “Psicología positiva” de Dafne Cataluña, que me parece maravilloso.
“Después de haber utilizado la palabra felicidad con todas y cada una de las personas a las que he acompañado en sus procesos de mejora, ninguna otra palabra produce el mismo impacto psicológico. En el momento en que he preguntado a quien tenía enfrente qué era para él o ella la felicidad, su expresión facial ha sido de absoluto asombro, cambiaron de postura para reflexionar, y la gran mayoría afirmó que era una pregunta muy complicada que no se habían detenido a pensar. […] Cuando he optado por preguntar a la persona sobre su bienestar, el resultado no ha sido el mismo. Suele hablar de las cosas que le rodean, de lo que tiene y lo que no tiene, de su estado de bienestar.”
“Psicología positiva” – Dafne Cataluña
Dafne defiende en su libro que ella prefiere seguir utilizando el término felicidad y no bienestar, para definir este concepto, y como yo lo entiendo es sentirla no como una emoción de felicidad permanente, como estoy relatando en este post, sino como una manera de “conectarse con la vida”. Como bien comenta en su libro, las palabras que utilizamos cuando hablamos activan ciertas emociones en nosotros, y para mi, basándome en lo que nos dice este texto, no es lo mismo hablar de “felicidad” que de “bienestar”.
Para mi, vale la pena que hablemos de “Felicidad”, de qué nos hace sentirnos felices al observar nuestra vida como si de un espectador se tratara, pero haciendo entender a qué nos referimos exactamente con esta palabra, para que no haya malentendidos ni tazas de “Todo es maravilloso. Siempre”.
Cuando yo hablo de felicidad, por ejemplo en el título de mi blog, “Brújula hacia la felicidad”, no hablo de una emoción pasajera, sino que hablo de un estado. La felicidad como un estado en el que siento satisfacción con la vida que tengo, siento que es completa, que me llena, que es la vida que deseo. Donde siento que mi vida vale tanto que, aunque en ocasiones vengan momentos duros, sé que voy a encontrar la fuerza necesaria para hacerles frente.
Cuando hablo de felicidad, hablo también del bienestar que siento con la vida que llevo, de la serenidad que quiero que me acompañe para vivir la vida recibiendo cuantas emociones y vivencias lleguen a mi, sintiendo el dolor cuando llega, trabajando en aceptar aquello que sucede en la vida, siendo consciente de que la vida es un camino que serprentea en diferentes direcciones, con sus pendientes y sus bajadas que me ayudan a correr en ocasiones, sus partes rocosas que me dificultan escalar y sus partes llanas, sus momentos de sol y calor, de sombra y frío, pero sabiendo que todo forma parte de la vida. Para mi el camino hacia la felicidad es vislumbrar hacia donde tengo que caminar para volver a encontrar el sol si me encuentro en la sombra, hacia donde tengo que ir para alcanzar lo que deseo, para mirar hacia adelante y encontrar mi fuerza para seguir. Y sé que esta es mi brújula hacia la felicidad.
Eso es para mi la felicidad. Sol, sombra, luz, dolor, alegría, hoyos en el camino, áreas lisas, montañas, valles verdes, dificultades, aceleraciones, gratitud, rabia, optimismo, aceptación de lo que no me gusta, y fuerza, foco. Es vivir la vida con sus subidas y sus bajadas, vivir con resiliencia, gratitud y optimismo, creyendo en que todo pasará, que el futuro puede ser mejor. Pero no que todo es maravilloso.
A mi me gusta llamarlo felicidad, pero también podríamos llamarlo bienestar o serenidad.
¿Y tú, coincides en esta visión de la vida?
Seguimos caminando 😉
Un saludo!